EXISTENCIA DE DIOS


¿Existe Dios? ¿Hay algún Ser que haya creado el inmenso mundo en que vivimos? ¿Cuántas preguntas se han hecho sobre Su existencia?

La mente humana, la más pródiga y elevada intelectualmente, nunca se ha podido acercar a la existencia de Dios, porque, precisamente, su mente racional no se lo ha permitido.

Hasta los científicos más cualificados han hablado como creído en Su existencia, y que mayor garantía, cuando ellos, precisamente, son los que a través de sus investigaciones buscan Su identidad y existencia.

Esto supone que Dios, Su figura, es la representación Única de la formación de la Vida.

Bien está que haya personas agnósticas como gnósticas, donde unos, los primeros, lo rechacen, como los otros, por sentimientos, fe, intuiciones o propios razonamientos, lo consideren el Instructor de la Vida.

Pero lo importante es que aquel que crea en Él, tenga su fe personal, o bien dogmática, a través de alguna religión, lo omita o le dé apuro pronunciar Su nombre en conversaciones, tertulias, encuentros, reuniones, bien sean espirituales, religiosas como sociales. Aquel que siente Su realidad, y lo considera el compositor de la música de la Creación, no debe renunciar a expresar Su nombre, a reverenciarlo o a alabarlo, simplemente por pudor, inseguridad o cobardía.

Mi persona no cuestiona lo que debe decir cada uno, ni mucho menos, no sería respetuoso hacia otros seres humanos y, además, entraría en el penoso posicionamiento prepotente de la razón; eso sí, intentar recuperar el desánimo que hay en muchas personas a pronunciar Su nombre, derivado de las corrientes antagónicas hacia Él como hacia la religión cristiana existentes actualmente en la sociedad.

Si grandes científicos no se han escondido ante Su figura, más bien, lo han considerado el ejecutor de esta Vida maravillosa, ¿por qué debemos ocultar Su nombre en cualquier conversación que se tenga?

La persona que transcribe este escrito es fiel creyente de Él y lo manifiesta públicamente, porque así lo siente y así lo cree. No debe haber influencias sociales contra la designación de un nombre tan Relevante como es el Creador de la Vida.

Bien está que haya corrientes anticlericales, movimientos en contra de la religión, opiniones machacantes contra aquellos que creen en Él, y un sinfín de contrastes que existen en esta perdida y confusa sociedad española.


Dios es Dios, y las religiones son las que elevan Su Potestad, pero no quiere decir que haya seres humanos que sin estar vinculados a religiones tengan cercana Su realidad: eso es lo importante. Personas habrá que, siendo seguidores de religiones, Le sigan, tengan confianza en Él y caminen con los mandamientos y preceptos religiosos sobre su Omnipresencia. Pero también los hay que sin estar desarrollando esos cultos religiosos caminan con la potestad de Su energía, de Su gracia y de Su amor.

Ante todo, no hay que tener miedo a pronunciar Su nombre, a mantener un frente abierto en Su defensa y a no sentirse despreciado por creer en Él.

Aquellos que les da apuro destacarlo, les diría que tienen que estar orgullosos por llevarlo en su corazón, por tener Su referencia y seguir la conducta que un Dios de Amor aporta al ser humano.

Hay que dejar a un lado a los impostores, a los que se creen dueños y señores de la sociedad, por estar contra las conductas religiosas o tradicionalistas de los tiempos, porque, al final, les despojarán de su máscara hipócrita y se verán hundidos en la miseria de sus actos y actitudes. Otro tema es el agnóstico por convicción, el que no cree por sentimiento o razonamiento personal, muy loable como es la otra conducta, pero respeta al creyente. Lo auténtico y verdadero es ser persona, con todas las connotaciones profundas que lleva esa calificación.

Hay que ser valientes y honrar al que cada uno entiende es su Dios, Su jerarquía o Su mentor, llámese el Creador o el Constructor de los Universos de Universos, tanto conocidos como desconocidos. Otro tema es como cada persona lo desarrolla o el vínculo religioso que pueda tener, como si su desarrollo es exclusivamente personal.

Dios es Dios, y el Hombre Su creación: esa es mi apreciación como mi sentimiento. Mi creencia va acompañada por una lógica humana y universal, por la Ley Natural de la Vida y por la percepción de los mensajes universales.

La belleza de esta vida es maravillosa. La composición del ser humano, grandiosa. La Naturaleza es perfecta, con su poder tanto protector como destructor: es parte de la Historia del Hombre y de la Tierra. Y no digamos la máxima ignorancia del ser humano ante el conocimiento de la Vida Universal, incluso hasta con el mayor avance de la ciencia.

No sabemos nada ni somos nadie, porque la riqueza de la vida es inmensa y el Hombre ignorante. Y donde podríamos ser algo, la pequeña luz de Amor que somos, la despreciamos, queriendo ser poderosos en la propia ignorancia, en la brutalidad humana en vez de recorrer con nuestra mente y nuestro corazón la luz universal.

No tengamos miedo en manifestar a Dios como nuestro Padre, porque cuando un niño viene al mundo es porque ha habido un predecesor que lo ha creado y una mujer que lo ha fecundado, criado física, emocional y espiritualmente hasta su nacimiento. ¿No es así la Historia del Hombre como creación Universal?

Dejemos a los déspotas, ignorantes y maleducados que sigan criticando a quienes creen en Dios, a quienes siguen convencidos de las tradiciones, a quienes sienten que la espiritualidad como la religiosidad es parte del crecimiento del ser humano. Sigamos avanzando con nuestros ideales, con nuestros sueños mágicos del Amor, con nuestras creencias en un Dios que nos ha aportado la vida y nos ha permitido y permite que, con nuestro libre albedrío, sigamos en una constante evolución, con las involuciones precisas para valorar aún más nuestro proceso.

Llámese cielo, nirvana o cualquier otro tipo de estadio donde nos traslade la muerte física, como si la energía retorna a la tierra de nuevo, es lo mismo; lo importante es la fe, la esperanza y el camino del Amor, para que la Humanidad, poco a poco, vaya sintiendo colectivamente su propio sendero.


FE, ESPERANZA Y AMOR



ÁNGEL SANZ GOENA
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1 Response so far.

  1. Yo, como tu Angel, soy creyente, aunque respeto las ideologías de los demás y honestamente pienso que lo único que se necesita para aceptar y creer en Dios, es un corazón dispuesto y humilde y mucha fe.
    La fe en Dios no es un salto ciego a la oscuridad, este es un paso seguro a una habitación bien iluminada.
    Yo sé que Dios existe porque hablo con El, siento Su presencia, siento Su guía, conozco Su amor, deseo Su gracia. Han ocurrido cosas en mi vida que no tienen otra explicación posible sino Dios.
    La búsqueda de Dios depende esencialmente de esa cualidad específica del hombre que viene determinada por las virtudes morales.
    El corazón encerrado en si mismo se torna ciego. El egoísmo y el odio le impiden ver a Dios, que es amor.
    Por eso, puede decirse que una persona que, en la medida de sus posibilidades, lucha contra su egoísmo y trata de amar y darse a los demás rectamente, está preparando su corazón para abrirse al conocimiento de Dios.
    La fortaleza es necesaria también para acoger y vivir la verdad sobre Dios sin ceder al temor de no ser aceptados por los demás.
    Un fuerte abrazo

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