VIDA

Publicado por Angel Sanz Goena viernes, 8 de octubre de 2010 en 2:31 2 Comments






VIDA



Sin entrar en tendencias religiosas, dogmáticas o, incluso, en filosofías racionalistas o trascendentales, me gustaría compartir con la sociedad mis inquietudes sobre el valor de la Vida, el sentimiento de vivir.

Como simple mortal que camina por esta Tierra, gracias, por supuesto, a que mi madre me engendró y mi padre compartió su amor con ella, me hago muchas veces la pregunta sobre la vida, sobre la distinción del por qué vivimos.

La lógica humana trasladada al sentido común; la propia Ley Natural de la Vida derivada a la lógica Humana; y la Lógica Universal desarrollada en las planicies de la Razón e Intuición humanas nos inclina a pensar que la evolución del ser humano viene a través de los constantes nacimientos, de los nuevos seres que vienen a vivir y explorar este mundo terrenal.

Si así es, que parece ser la Ley de la Vida, ¿qué supone aplicar una conciencia lejana a esos derechos de vivir? Si la Creación planifica unos Universos y éstos simbolizan la representatividad de la Vida ¿quiénes somos los seres humanos para contradecirla y ocupar bajo una supuesta posición de legítimos dioses la abolición de la propia Ley Natural de la Creación?

La lógica, la razón y el sentido común, bases de la Inteligencia Humana nos acercan más a la vida que al escalofriante poder de su aniquilación. Cuando hay guerras, asesinatos, homicidios, suicidios, nos llama excesivamente la atención el horror que supone para la Raza Humana, nos da escalofríos pensar que pudiéramos ser nosotros o nuestros familiares quienes sucumben ante esa desgracia. Entonces, ¿qué ocurre cuando excluimos seres humanos ya preparados y destinados a vivir?

Cuando se hacen leyes políticas, enmascaradas personas tras ellas, porque los políticos no dejan de ser hombres o mujeres, no contemplan en absoluto qué supone la destrucción de seres humanos que vienen a vivir a esta Tierra. A esta persona que transcribe este escrito le gustaría saber qué pensarían si sus madres hubieran abortado y ellos en estos momentos estuvieran en el Limbo, si vale esa expresión, o sin pertenecer a esta Raza Humana, es decir, sin existencia alguna.

Claro está que si así hubiera ocurrido, no estarían ahora desarrollando esas leyes anticonstitucionales según los Códigos de la Ley Universal. Bajo los criterios de razas, filosofías, creencias, vestigios ancestrales de culturas, siempre se ha desarrollado el clamor a los dioses, a un Dios o a la Vida simbolizada en los astros, pero en una manifiesta defensa de la Vida.

Cuando se observa la vida de los animales, por la propia ley natural de supervivencia, se comprueba como algunas especies necesitan matar a otros para sobrevivir; y cuando se ven reportajes sobre sus ataques, en muchas ocasiones se siente pena o tristeza por la muerte de un indefenso animal, pero esas dramáticas escenas están regidas por la Ley Natural de la Vida.

Entonces, si ante esa situación el ser humano siente que sea una tragedia, como en cualquier otra dramática circunstancia bélica, ¿cómo es posible que se tenga una indiferencia ante el planteamiento de matar a un ser vivo, a un futuro ser humano que está engendrado en el cuerpo de una mujer, de una madre ya en potencia? ¿Es posible que haya tanta hipocresía? ¿Cómo se puede defender un asesinato tan vil cuando se obstruye el permiso a la Vida, sin que se les haya preguntado, ni ellos hayan solicitado venir a este mundo?

¡CUÁNTA MENTIRA HAY EN EL MUNDO!


Hay seres humanos que defienden a los animales, que luchan estratégicamente en la sociedad a su favor, que se incorporan a asociaciones para ser sus fieles defensores, y, en cambio, hay quienes están a favor de la muerte de seres inocentes que no han llegado a conocer la vida, a conocer y sentir lo maravilloso que es vivir, originando su destrucción una vez ya concebidos.

¡QUE HIPOCRESÍA!

Porque aquí, en esta palabra, “concepción” parece ser que no se ponen de acuerdo, incluso los científicos, pero lo que a este hombre que les escribe y que es un defensor de los derechos humanos, de la Vida y del respeto y comprensión hacia el resto de la Humanidad, considera que desde su concepción, sea lo que sea, ya hay vida, aunque no tenga conciencia de su realidad.

Precisamente aquel que ejerce de justiciero, fundamentándose en leyes jurídicas y políticas, para destruir a seres humanos, será sentenciado bajo la Justicia Universal. Aquí puede ser poderoso, pero cuando llegue al Juicio Universal -al margen de la visión religiosa sobre el Juicio Final- comprenderá qué ha ejecutado, cuál ha sido su arrogancia de poder, la indiferencia hacia la Raza Humana en que cada ser que viene a este planeta es una nueva Llama de Luz para su propia evolución.

Matar es matar, se justifique con leyes políticas o no. Cuando se retira la posibilidad de vivir a un ser humano, pone en evidencia su falta de amor, un egoísmo profundo, su escasa formación personal y espiritual, sus bajos instintos, su ego mal interpretado y su arrogancia de poder.

Mientras las sociedades del mundo vayan consintiendo desacatos tan estridentes, supremacías de un poder terrenal perverso, hipocresías, cobardías y traiciones en contra de la Voluntad del Amor Universal, este planeta seguirá derivando a la oscuridad, a las Ambiciones Poderosas, con el pleno consentimiento del mal por el bien.

Hay situaciones límite en que hay que tomar decisiones sobre la vida y la muerte, y la ciencia tiene la potestad y designa con ecuanimidad, equilibrio y responsabilidad en qué momento puede haber una posición contraria a la vida, pero debe ser en circunstancias muy especiales y con una clarividente realidad resolutiva.

Y mientras las voluntades humanistas, los valores por la vida, la conducta de los derechos universales, no eliminen jurídica y políticamente a quienes creen tener el poder en sí mismos, la Humanidad no será consecuente con la categoría de su estandarte en la Creación, en el lugar elegido para su propia Evolución.

Vivir es maravilloso. Todos lo que tengan oportunidad de leer este escrito habrán pasado por momentos cruciales en su existencia, pero habrán tenido muchos momentos para disfrutar por haber nacido. Otro planteamiento es que pudiendo vivir mejor no lo hagan, bien por su propia conducta, bien por situaciones adversas ajenas a su voluntad; pero siempre hay posibilidad de elegir, al menos, poder estar bien consigo mismo, eso es algo que nadie nos lo puede excluir.

La mayoría de personas sabe lo que personifica elegir nuestro sendero, nuestra forma de vivir, buscar nuestra armonía y equilibrio personal. ¿Y cuál es el motivo? Sencillamente porque vivimos, porque estamos vivos. Si nos hubieran excluido antes de nacer, nunca se habría provocado vivir tales experiencias.

Creo que hay que reflexionar mucho sobre este tema y estudiarlo con la profundidad que le corresponde; y no con las secuencias de un protagonismo en exceso, derivándose a planteamientos económicos. ¡Qué triste! La búsqueda de dinero a través de la muerte de seres inocentes. Ni los animales más salvajes lo harían, porque simplemente cumplen con su instinto de supervivencia; en cambio, seres humanos civilizados, en la teoría no en la práctica, emplean métodos de muerte para ganar dinero.

¡Qué barbaridad! ¡Qué crueldad! ¡Qué despotismo!

Si estas personas que se alimentan de las controvertidas situaciones de mujeres y en algunas ocasiones de niñas, aún no mujeres, que se ven en una encrucijada tan vital, lo tuvieran que sufrir en sus propias carnes, no sé si seguirían ahí. Las miserias humanas son amplias y elevadas, y hasta que alguien no sufre incesantemente, se resquebraja su vida o se ve en su precipicio de precariedad humana, no comprende lo que significa

la Comprensión, la Libertad y el Amor.

A todos nos llega el momento de la muerte o del sufrimiento, o ambas cosas, pero vivir esa experiencia debe ser molesto y trágico, y con un sufrimiento atroz: es la Ley Natural de la Vida.

Secuencias llevan a consecuencias, y pobre de aquel que es déspota o cruel, porque siempre está su San Martín esperándole.

Ángel Sanz Goena
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2 Responses so far.

  1. En cierta parte del artículo tu lo dices, pero talvez nos hubiese venido bien a todos que estos políticos no hubieran llegado al mundo, que sus madres hubiesen abortado. Es cruel, pero tal vez sus "no vidas" hubieran dado lugar a la posibilidad de muchas otras, tanto realizadas como no.
    La educación es la que nos puede librar de ellos y de la situación actual. Pero ellos ya se encargan de que esa educación sea ínfima para así poder dominar durante muchos años a un pueblo inculto.
    Tratemos de dar a nuestros hijos los valores necesarios para luchar contra esta gente.

  2. El respeto a la vida es uno de los valores fundamentales. El derecho a decidir quien vive y quien no nos corresponde. Entiendo que es una tema sobre el que no se debería ni debatir porque sencillamente estaría sobreentendido y asumido por todos.
    Como bien dice Juan Carlos, tenemos mucho trabajo por delante para con nuestros niños a fin de inculcarles valores tan fundamentales como este respeto por la vida.
    Te dejo un abrazo y mi admiración siempre Angel.

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