PISADAS POR EL MUNDO

¡Qué grande eres! ¡No te preocupe nada!



La vida siempre está ahí, en el centro, ni ladea ni exige, y ni mucho menos se antepone a las circunstancias personales ni a las decisiones o pensamientos de los seres humanos, de los habitantes de este mundo terrenal.

Tú eres tú y Ella lo acepta como es. Nunca evidencia lo que es o será, porque entonces plantea expectativas que, posiblemente, no puedan llegar a cumplirse nunca.

Hay que plantearse cosas, eso sí, pero nunca imaginar los acontecimientos, porque puede defraudar el momento. Las expectativas son ignorancia, mecanismos de la mente engañosa. Lo real, lo que es, tiene la importancia eficaz para el desarrollo humano y la convivencia con los demás, sea la que sea.
La imaginación es importante. Los deseos también. El romanticismo imprescindible en las secuencias de la vida. Pero, sobre todo, hay que valorar lo real, lo que constituye la verdadera senda del ser humano.

Tú eres ese ser que camina con su germen constituido durante milenios, con constantes reencarnaciones, y que ha venido a cumplir su nueva misión. Hay que conocerla, valorarla y desarrollarla por tu parte, y los demás, lo que comparten tu vida, aquellos que se cruzan más íntimamente en tu sendero, respetarla.

Eres un ser muy elevado, y por lo cual, eres exigente contigo misma y con los demás. Valoras la vida a su más alto nivel y esperas de cada uno lo entienda como debe de ser; pero hay muchas veces que el resto de personas no conocen esos códigos, esas reglas Universales de desarrollo personal, esas estructuras creadas para las mentes sabias, para las almas elevadas y en permanente evolución.

Tu metamorfosis está a unos grados muy trascendentales. Has salido de tu cascarón hace tiempo y ya has dejado de ser gusano para ser una bella mariposa, que vuela con los vientos, tempestades y la calma de un bello ocaso. Tu vuelo, en pequeños recorridos, es la riqueza de ti.

Vive con tu destreza, con tu eficacia, con tu verdadera identidad. Siempre que ejecutes algo, que entiendas debe ser así, nunca te pongas en entredicho con los demás. Es tu propia evolución, es tu constante metamorfosis; por eso, no esperes la aprobación de otros ni el juicio de valor, sigue con tu poder, por tu propio camino, con el aval de tu voluntad.

Avanza contigo misma, con la salud de tu alma, con la bondad de tu corazón y con la auténtica personalidad terrenal.

Todo vive en el ser humano, pero es importante discernir cada situación: “qué le mueve en cada instante de su vida”. Cuando el instinto es importante, la razón y conciencia quedan en segundo plano. Cuando la razón entra de protagonista, las emociones e instintos naturales del hombre quedan apartados de su sendero. Y así continuamente con cada estadio del hombre terrenal, con cada vivencia existencial. La perturbación de los diferentes estadios unidos entre sí, originan perturbación, desorientación y confusión.

Tú, que eres un ser avanzado, tienes el privilegio de elegir: entre la eficacia espiritual y la felicidad perenne, o la destrucción de tu camino. Y siempre hay que contar con la imperfección humana, con los verdaderos planteamientos terrenales, con nuestras míseras andaduras e investigaciones mentales, con la propia Ley del Proyecto Hombre en la Tierra: sus elevadas cimas como sus acantilados tenebrosos.

El Hombre es Pensamiento, porque somos la Manifestación de una Mente privilegiada que ha formado lo que Es. Él es el Tutor y Garante de la Vida. El Ser Único que con Su pensamiento hace que nuestra ilusión sea un sendero falso, porque el verdadero está más allá, en las Planicies Divinas del Amor, de la Pura Energía.

Siéntete feliz. No te apure nada y desarrolla lo que tengas que desarrollar. Todo va llegando. Aquello que tiene que acontecer, acontecerá, pero siempre permitiendo a la eficacia de la vida que te conduzca, te guíe, te indique lo que es. Un deseo fértil: que seas tú misma y disfrutes de ti, de la hermosura de tu corazón. Que te sientas libre, aun con las propias desavenencias de los antagónicos mundos internos.

Libera el camino de piedras, aunque debas pisarlas. Cruza los bosques profundos, llenos de vegetación, porque cuando salgas de ellos verás la luz. Y alcanza con la mirada las vertientes universales, aunque pasees por este ilustrado mundo de formas.



Ángel Sanz Goena
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