SUEÑOS PERDIDOS


¿Recuerdas? Caminábamos por aquel sendero junto al río, en aquella tarde estival, divisando las bellas y elevadas cimas de nuestro amado Pirineo aragonés.

Tú me hablabas mientras mis ojos contemplaban la belleza de nuestro contorno, las maravillas de la Naturaleza salvaje -verdadera salud de nuestros cuerpos-, festejando ese atardecer lleno de luz.

Seguías hablando, y, aunque te escuchaba y sentía el desdén por tus inquietudes sociales, mi mirada iba absorbiendo cada paso de nuestro paseo ya iniciado.

Paraste, te volviste hacia mí, me miraste a los ojos, y, mientras rozabas con tu mano mis mejillas, tus labios poseyeron a los míos. Quedé perpleja, pero cautivada por tu gesto tan lleno de amor. Continuaste mirándome fijamente, destruyendo mis pensamientos más íntimos.

Tus brazos protegieron mi cuerpo a la vez que los míos sedujeron el tuyo. En un corto espacio de tiempo sentí la inmensa vida de tu alma. Quizás, aunque tus pensamientos eran en esos instantes un pequeño látigo en tu mente, la profunda energía que penetraba en ti, fortaleció tu abatido corazón.

Los dedos de nuestras manos se entrelazaron y seguimos caminando lentamente.

Observé como tu mirada, limpia y distendida, sagaz y observadora, cruzaba los horizontes del camino, lo que me permitió percibir más intensamente los recónditos rincones de nuestro sendero.

Continuamos, e iniciamos nuevamente el ritual sobre tus planteamientos y mis seductoras miradas al cielo.

Aunque atisbaba continuamente el firmamento y actualizaba mi silencio y mi preciada soledad, seguí escuchando tus inquietudes, tus hondas versiones sobre la precaria situación que estaba viviendo el país. Recuerdo que me decías: “¿Has comprobado que lo único que desean los políticos es favorecerse a sí mismos, tener prioridad con el dinero del pueblo, gastárselo como si fuera de ellos, cuando, precisamente, es del Estado de la nación, es decir, de todos los españoles, conseguido a través de su esfuerzo, con el sacrificio de los impuestos que pagan, mientras su única preocupación es mantenerse en el lugar preferencial que han conseguido?•”

También recuerdo esa preocupación tan latente por la educación, cuando me hablabas de nuestro hijo: “¿Sabes que estamos olvidando la evolución de la juventud, que van a ser varias las generaciones perdidas, y todo por el ineficaz funcionamiento de los políticos que gobiernan actualmente?” Están potenciando la incultura, la mediocridad, la pasividad y la ignorancia, porque se sirven de ellas para seguir en el poder. Cuanta más cultura e inteligencia, más evidencian sus propósitos.

¿No es una triste realidad? ¿No ves una cierta desidia bien organizada políticamente para destruir una nación en vez de llevarla a unos niveles más relevantes de cultura, intelectualidad, ciencia y economía?

Cuando comencé a razonar tanto tus comentarios y pensamientos como desazones, por el estado actual de nuestro país, recorrieron por mi cuerpo unos escalofríos que me llenaron de ansiedad, impotencia y angustia.

Yo que no soy una luchadora, sino, más bien, una persona pasiva y complaciente, comprendí más profundamente los agravios a todas esas personas que sufren, con sus agobios constantes, que se encuentran desamparadas económica y políticamente, mientras ellos, los políticos que gobiernan en la actualidad, no son capaces de ponerse al nivel del pueblo, de la sociedad, y, en cambio, siguen sus cauces de soberbia, codicia y ambición política.

Recapitulando a los momentos que siguieron, me viene a la memoria que, mientras me hablabas y me transmitías tus incertidumbres y malestares por la poca humanidad, disposición y entrega de unos políticos hacia los conciudadanos, unido a su ineficaz visión política y económica, mis ojos seguían contemplando esa maravillosa visión de la vida.

En esta regresión en el tiempo, sigo rememorando esas sensaciones tan maravillosas que sentía, y ahora es cuando comprendo perfectamente la razón que tenías en esas expresiones, porque la vida tan hermosa que podríamos vivir, la que tenemos a nuestro alcance, aun con nuestras precarias conductas como seres humanos, es incongruente que por culpa de unos políticos tan mediocres y despectivos no tengamos ese cauce maravilloso de estabilidad, al margen de la evolución y desarrollo de cada ser humano.

Recuerdo que cuando seguimos paseando, avanzada ya la tarde, y pasamos junto a una hermosa cascada, agradecí a la vida poder percibir y sentir el simbolismo y realidad de la inapreciable agua que se deslizaba por la montaña. Continuando, y alejándonos del río, llegamos a una zona más elevada, desde la que se divisaba todo el valle, con la visión de unas bellas cascadas que representaban lágrimas de las cúspides; árboles majestuosos, y una serie de senderos que hacían comprender las eternas huellas de nuestros antepasados.

En esas circunstancias unimos nuestros pensamientos en uno común para los dos, con la interrogación: ¿Qué es la vida?

Tras ese pensamiento, entiendo ahora aún más el recorrido de los políticos en su propio beneficio y en contra de los ciudadanos. A través de la historia de nuestros antepasados, me traslado a la época feudal de nuestro continente, siendo actualmente los ciudadanos, asimismo, auténticos vasallos del mundo político y financiero.

Cuando veo y observo la belleza y grandeza de la vida y desciendo a las acciones míseras de muchas personas, y más de aquellos que están en el poder, recorre una tristeza por mis entrañas, ahondo en un abismo oscuro, interpreto una decadencia humana, intelectual y cultural, precisamente porque se desliga del verdadero vestigio de la Creación, del Emblema Espiritual y Humano generado para el Hombre, para que llegue a conocer, por si mismo, el alcance del Ser Universal, no sólo por el referente de la Doctrina Secreta de los Tiempos sino por la propia evolución científica y racional.

Cuánto hemos hablado de nuestros temas espirituales, de la profundidad del ser humano, de las cosas sencillas que son la fuente de la vida, de la sabiduría a través de la humildad, de la riqueza de los hombres elocuentes. Cuánto hemos aprendido de los grandes filósofos, de los hombres espirituales rebosantes de un Conocimiento elevado. En cambio, cuánto desatino en estos políticos que intentan que la ignorancia, confusión e incultura sean los motores de una sociedad amedrentada y manipulada.

Sigo evocando ese paseo tan maravilloso, que, en definitiva, puede ser el paseo de la vida. Un paseo sencillo, observando cada circunstancia, valorando sus encrucijadas y superando cualquier anomalía del mismo.

Desprendiéndome de esta visión real de la vida y adentrándome en aquel día, en esos momentos tan agradables, tan bellos, aun con tus palabras inquietantes y profundas, me siento muy feliz, porque me trae a la memoria los sentimientos tan elevados que sentí, el amor que percibí de tu cuerpo y de tu alma, la realidad sagrada de la vida y me atrae el intento de comprensión del por qué de la vida, de lo que hacemos aquí y para qué hemos venido.

Lo que me engrandece es saber que muchísimas generaciones antes que la nuestra han hecho lo que ahora tenemos, lo que somos, a través de sus huellas: su trabajo, su sacrificio, su conocimiento, sus penurias como sus grandezas. Saber que soy componente de algo tan maravilloso como es la vida, me enorgullece y me produce una sensación de ser especial, de ser protagonista de ella, y estar al margen de las crueldades y maquiavelismos de muchos todopoderosos de la sociedad.

Me viene a la mente esa expresión de Tagore, que decía más o menos: “Gracias, Señor, por ser uno de los que el Poder aplasta y no ser uno que aplasta con el Poder”

Ahora comprendo mejor tu desasosiego e intranquilidad por el presente y futuro de este país, donde se encuentra nuestro hijo como los hijos de personas que comparten nuestras vidas. ¿Qué será de ellos, cuando la mayoría de los jóvenes tienen que irse a encontrar trabajo a otro país, porque no encuentran en el nuestro? Y, sobre todo, la carencia de educación y la desarticulada formación espiritual del ser humano.

Es verdad que la luna nunca está llena, pero lo inaceptable es que por culpa de una gestión ineficaz y unas malintencionadas actitudes tenga que sufrir la sociedad, en particular, los más débiles. Que por esas actitudes exista una sociedad precaria, con ansiedades y angustias en muchos habitantes, como contrariedades y preocupaciones en otros.

El privilegio que aporta vivir estas circunstancias, la crisis tan honda que existe en nuestro territorio, es poder reflexionar sobre la cultura que tiene España, cuál es nuestra preparación y formación, qué queremos en realidad y que calificación tiene la media española.

Siempre había creído en la buena voluntad del ser humano, pero ahora compruebo que, precisamente, los Grandes Valores Tradicionales, los que han marcado la Grandiosidad de los Tiempos, están en muy pocas personas. Reflejándolo en la sociedad, cuántas traiciones y cobardías hay, en vez de lealtades y honestidad. Quizás si el ser humano ya de por sí es mísero, me imagino que teniendo poder acrecentará su codicia y avaricia.

Sigo reviviendo con alegría los mejores momentos de ese paseo, porque la existencia de cada día es diferente, aun sabiendo que tengo que experimentar y sobrellevar cada circunstancia que se cruce en mi camino. Pero quiero tener la constancia de aquel abrazo, aquellos besos, esa energía tan inmensa que compartió mi cuerpo y el amor tan especial que quedó en ese sendero de nuestro querido Pirineo. Porque aunque tenga esos abrazos y besos cotidianos, en ese momento, con el entorno y sensación tan inmejorable que vivía mi corazón, lo hizo inconmensurable.

Ese sendero que hacemos día a día aquellos que comprendemos que los Valores Humanos son el Amor, la Confianza, la Honestidad y la Lealtad a los Principios de la Vida, como el agradecimiento a todos nuestras generaciones anteriores, que han conseguido que el ser humano siga avanzando por esta Tierra de pruebas, de experiencias, de una trayectoria existencial humana y espiritual, ya que la clara realidad es que somos seres Universales.

Y cuando terminaste de hablar, eliminando la alarma y preocupación de tu mente y de tu corazón, fue un lujo seguir caminando unidos, observando mutuamente la belleza del entorno, sonriendo juntos, mirándonos constantemente y aligerando las angustias de nuestros corazones.

La vuelta fue bella, apacible, soñadora, como tú eres: soñador e idealista, que intentas mover al mundo, cuando el mundo te mueve a ti, pero luchas por ello, que ahí esta la grandeza: conquistar los sueños e ideales humanos.

Fue un recorrido precioso. La noche comenzaba ya a sugerir su presencia. La luna nos irradiaba con su luz, protegiendo nuestros pasos y potenciando el magnetismo nocturno.

Hoy, que aún me deleito reviviendo ese paseo, sigo meditando sobre el amor de la vida y la miseria de aquellos políticos que no se esfuerzan por la sociedad, cuando es su verdadera misión, que para eso se han preocupado por conseguir esos puestos.

De todas formas, la Vida pone a cada uno en su lugar, y, aunque a veces no sea externamente, sí lo es internamente: es la Ley Natural. Y aquellos que no han sabido gobernar, deberían ser marcados en la sociedad como inútiles, sin permitirles jamás poder ejecutar determinaciones políticas.

Ángel Sanz Goena
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