SUSURROS DEL VIENTO
Tú naciste hombre como yo, pero la muerte nos hará de nuevo seres de velo blanco.
La imagen de la mujer es bella; su esencia es sumamente complicada.
Las flores y las plantas son bellas, naturales, trasmiten la identidad de la vida. Pero, aun así, son parte de nuestro mundo ilusorio. En cambio, si penetramos mucho más allá de lo que nos trasmiten, llegamos al olor y a la belleza de la Creación.
Qué son tus ojos, sino la belleza de tu cuerpo. Que es tu mirada, sino la belleza de tu alma.
La maravilla de la vida es ser lo que es.
Hablan de ti, abuelo. Te creen un anciano que terminas tus días sin vitalidad y sin fuerza; y no se han dado cuenta que tu fuerza es el amor y la sabiduría de la vida.
Es un mundo sin palabras, donde la voz es el corazón y la luz el alma: es el Mundo del Silencio.
Qué largo es el camino que conduce a las vidas y muertes, ése que en su fiel recorrido atraviesa desgracias y suertes. Qué largo es el camino, ése que nos liberará, cuando nuestra alma sea sabia y fuerte.
Crees que el cielo está en lo más alto, fuera de tu alcance, en una forma y etapa nueva de vida. Pero sepas que puedes sentirlo desde tu lugar en la Tierra, solo debes pretenderlo.
Mi corazón tiene pena y mi mirada vaga triste, pero recorre con amor los horizontes del cielo.
Hay seres humanos que con obstáculos y situaciones graves tienen paz en sus rostros. Sin embargo, otros muchos más, los que vivimos en países ricos materialmente, tenemos rostros tristes, depresivos, hostiles y de sufrimiento, con obstáculos menores o, incluso, sin ellos.
EXTRAÍDO DEL LIBRO "PENSAMIENTOS FUGACES DE MI AUTORÍA"
ÁNGEL SANZ GOENA
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Todos somos humanos, mucho más profundos cuando hemos acumulado experiencia, cuando hemos aprendido a amar de verdad. Más felices y fuertes cuando estamos en armonía con los elementos de la naturaleza, en vez de estirpados de ella.
La paz interior no depende de cuánto se tiene sino de cómo se vive con lo que se tiene. Amarlo todo y a todos nos reconcilia y acerca a esa paz.