INJUSTICIAS SOCIALES



¡Qué triste realidad la de este país! Muchos políticos, en general, como otros, en particular, no saben o no quieren saber con exactitud lo que está ocurriendo en esta España. La demagogia, el oportunismo, la carencia de entusiasmo humano, la ambición por el poder, son algunos de los despropósitos respecto a la tendencia de involucrarse con eficacia, interés y humanamente al deber de ejercer su verdadera obligación política: gobernar adecuadamente para que España esté entre las naciones más evolucionadas del mundo.

Si el presidente de un gobierno, como el que preside actualmente esta nación, no ha desarrollado ninguna labor fuera de la política, porque no ha trabajado nunca en ninguna empresa, ni en cualquier otro estamento fuera de ella, qué va a saber lo que significa madrugar para ir a un trabajo lejano, ir en metro a horas punta, buscar en otro país lo que no consigue en el suyo, controlar su economía para llegar a final de mes, y un sinfín de temas y necesidades que surgen en cualquier ser humano que tiene que desarrollar unas funciones tanto profesionales y sociales como familiares.

Si en el momento de una crisis tan brutal como tiene España, sin haber llegado al fondo de la misma, se están derivando los planteamientos a que los pensionistas y otros diferentes profesionales de este país sean los que deberían ajustar aún más su economía, porque así lo exige su guión político económico, mientras los ministros del gobierno, unidos a su enorme cantidad de asesores e, incluso, a dirigentes que han salido del ejecutivo e incorporándolos a otros Estamentos nacionales, perciben unas remuneraciones astronómicas, ¿qué podemos pensar y cuestionarnos los españoles?

Personas que piden limosna; seres humanos que miran en los contenedores para poder llevarse un alimento a la boca; refugios gestionados por la Iglesia Católica o Asociaciones afines a Ella ( y gracias a que están ahí presentes) cuando a la política social del gobierno no le importa en absoluto; millones de personas que están en el paro, sin protección ni esperanza en encontrar de nuevo trabajo; pensionistas que están pasando dinero a hijos para que puedan cumplir con sus necesidades vitales: hipotecas, alimentación, colegios, etc; personas olvidadas en la sociedad mientras se siguen haciendo elocuciones desde el gobierno con soluciones a corto plazo; y tantas otras situaciones caóticas de seres humanos que no tienen la culpa del desastroso posicionamiento de un presidente de gobierno que no sabe ni entiende lo que significa vivir en condiciones precarias.

Mientras la Sra. Fernández de la Vega -última información representativa de estas injusticias- tiene unos ingresos anuales tan elevados al año por su nueva ubicación, sin tener en cuenta sus ingresos anteriores, innumerables ciudadanos de este país no llegarán a conseguir esa suma durante el resto de sus vidas. Mientras políticos del gobierno emplean coches oficiales para sus manejos personales, con un coste impresionante para las arcas del Estado, una cuantía elevada de españoles están sufriendo, con verdaderas penurias, con carencias tan pronunciadas, que muchos minutos de su vida son para tener ansiedades, angustias, obsesiones de trabajo, depresiones. ¿Es justo que eso ocurra? ¿Hay conciencia humana en esta casta política?

Españoles que han estado toda su vida trabajando, muchos de ellos en horas nocturnas; en lugares incómodos, peligros muchas veces; pasando frío; con ciertos riesgos; en otras etapas en que este país pasaba calamidades, teniendo que hacer verdaderos esfuerzos y sacrificios para sobrevivir, que tras el tiempo legal han llegado a la jubilación, para poder vivir en condiciones sencillas y muy normales, ¿qué pensarán ahora cuando les dicen que tienen que apretarse el cinturón mientras ven el despilfarro de ministras que juegan con su dinero, gastándolo a su capricho sin importarles cuál es su situación, como apoyos sociales hacia personas afines a ellos?

¿Qué les representa el ser humano? ¿En qué invierten su tiempo y sus pensamientos, cuando no hay ningún planteamiento, ni existen ideas en beneficio del pueblo español? ¿Será exclusivamente en sí mismos? ¡Qué vergüenza! ¡Qué pobreza personal! ¡Y qué estrechez política! Porque el problema no es la política, sino quienes la ejercen.

Mientras ellos se preocupan de su posición actual y futura, con sus sueldos vitalicios excesivamente elevados, seres humanos están desahuciados, llorando, escribiendo con lágrimas de sangre en sus Libros de la Vida. Lágrimas físicas y lágrimas del alma. ¡Pobre historia humana!

Ya no es carencia de sensibilidad, es un desprecio humano hacia los demás. Tienen a la sociedad como borregos, criados a su disposición, esclavos de sus actitudes, pordioseros solicitando limosnas, mendigos de cultura, en definitiva, vagabundos perdidos por el camino -que debería ser totalmente diferente- del ser humano.

Mentiras constantes, alardes de superioridad, indiferencias permanentes, soberbia, y otros calificativos lejos del humanismo que pueden adjudicarse muchos políticos y más, por supuesto, los que gobiernan actualmente en este país, por las circunstancias de su lamentable ejercicio político.

¿Cómo es posible que haya tan poca humanidad, ni prestigio personal? ¿En qué país estamos viviendo ahora? ¿Qué está ocurriendo? Creo que el pueblo español no se merece estar en un caos, sin esperanza ni proyecciones empresariales; sin un desarrollo intelectual, cultural y científico; con miedos e inseguridades constantes; y debería exigir más de lo que nos están ofreciendo los políticos actuales.

Cuando hay llantos del alma, suplicios, situaciones desbordadas, mentiras constantes, ironías ante una impotencia atroz, indiferencias ante el sufrimiento, indica que hay un cáncer muy profundo en la nación. Es la enfermedad de las traiciones a un pueblo y de la profunda hipocresía.

Siento una gran tristeza por esos seres humanos que sufren en el silencio, con una impotencia ante sus delicados momentos de existencia, pero no por aquellos que, aun sufriendo por culpa de unos políticos, siguen defendiéndoles.

Los que ahondan en sus miserias sin saber el por qué de lo que ocurre, por ignorancia o por la bondad de su corazón, deben encontrar su respuesta y posteriormente pedir las explicaciones.

Y los que estando en la misma situación, conocen la razón y los disculpan, se alimentan de su odio, rencor o complejidad humana, no desenmascarándolos y defendiéndolos exclusivamente por alegrarse de que estén gobernando ellos en vez de otros, mi lagrimal se convierte en un desierto de arena.

El rencor, la envidia, el odio, no son buenos consejeros para nada, más bien, son destructores de la convivencia humana. Y aquellos que viven en esos abismos oscuros, alegrándose de las contrariedades de otros, estando, asimismo, postergados por las conductas políticas actuales, tendrán que aprender a no odiar, a evolucionar y a comprender que el respeto humano es lo más importante en el Sendero Humano.


ÁNGEL SANZ GOENA
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1 Response so far.

  1. Pobre historia humana, miseria del alma que nos hunde en un abismo de tinieblas.
    La lucha para seguir viendo luz en vez de sombras, es ardua, pero no debemos parar.
    Mientras un soplo de aire llegue a nuestro interior hay esperanza. Seguiremos la batalla con el objetivo de al menos minimizar esas batallas del día a día.
    Un abrazo muy grande Angel y mi reconocimiento siempre.

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