CAMINANDO
¡Qué generosa eres! Eres cordial, amable, complaciente, en definitiva, una gran persona. Tienes una valoración muy importante de la vida. Buscas y buscas constantemente, para encontrar ese lugar del infinito en la Tierra; promueves intentos de experimentar con lo que crees y necesitas; santificas tus actos como recuperas otros; dignificas al ser humano en tu presencia; presumes de tu aventura en la vida mientras humildemente la sacrificas; lanzas mensajes de amor a tu mente, para que te reconforte en tus decisiones más imprecisas y espontáneas; mides con talento tus apreciaciones; indagas sobre el valor del ser humano; arrastras tu conciencia hasta abismos oscuros de incomprensión; pero todo, todo, con un amor a la vida y a experimentar permanentemente en ella. Eres un gran ser que avanza sigiloso, prudente y sereno en acontecimientos sociales, mientras en la intimidad abres tu corazón al amor más intenso.
¡Qué grande eres! Ni tu mente, explorando y explorando, conoce el privilegio de tu riqueza, la grandeza que cubre tu cuerpo de luz, de amor, viviendo intensamente tu parcela terrenal.
Sigue en ese camino. Explora constantemente. Y como bien haces, ama a quien tengas que amar, sin pedir a cambio nada, porque la otra persona, quien sea, te amará como ella sabe, y llegará a comprender y sentir la hermosura de tu corazón. Si no es así, tu misión es igual de completa.
Disfruta de ti con el amor que desprendes a la otra persona, ya que sabes que es un acto de generosidad. Además, ese acto te permite vibrar y estremecerte. Sentir que eres una célula universal y que comprendes y compartes este mundo, donde aspiras a ser tú misma.
No te extrañan los ideales y sueños que se mantienen vivos, explorándolos permanentemente.
Cada día adelantas en tu sendero, eres más libre y vacías mucho más tus silencios internos.
Sigue caminando con tu libertad.
Ángel Sanz Goena
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En la medida en que somos mejores al caminar, Dios nos va haciendo crecer alas que nos ayudan a volar en pos del conocimiento y la sabiduría. Tus textos son bálsamo que refrescan este nuestro caminar.
Gracias Angel.
Un abrazo